martes, 2 de febrero de 2010

DECALOGO PARA CORAZONES ROTOS



1º Busca qué hay guardado en tu corazón: ¿decepción? ¿Frustración? ¿Amargura? ¿Rabia?... Reconócelo todo cómo tuyo y sácalo de ahí, airéalo, desahógate... y deja que se vaya. Retenerlo sólo te servirá para endurecerte y naufragar en ello... y no aliviará tu tristeza ni tu pena.
2º Ponte una música lenta, romántica y melancólica para acunar tu pena y tu tristeza, y llora, sí, deshazte en lágrimas con toda la potencia de que seas capaz, sin freno ni restricciones... Y sí puedes volcar esas lágrimas sobre un hombro amigo, mejor que mejor. La soledad, en estas ocasiones, no suele ser buena compañera.
3º Las pérdidas son dolorosas y debemos aceptar la situación de duelo en que nos sumen, pero no hagas de la pérdida una elegía, ni del dolor tu reino, contempla la hermosura de los bellos momentos que te dejó lo que has perdido y agradece el haberlo vivido.
4º Piensa qué nada poseemos, salvo a nosotros mismos. Todo cuanto nos llega, nos llega en usufructo, de modo que igual que llega, puede irse. El sentimiento iluso de poseer, -ya sean bienes o personas-, es la mayor fuente de sufrimiento que nos infligimos a nosotros mismos.
5º Levántate al despuntar el alba, cuando aún es oscuro, y regálate un bello amanecer. Para alcanzar la luz es preciso atravesar la noche, y en cada corazón de invierno permanece oculto un almendro en flor.
6º Cualquiera que sea tu edad, piensa que no tienes un certificado de garantía de continuidad en esta vida, no malgastes pues tu estancia aquí en lamentos más allá de lo estrictamente necesario, digamos: ¿un día? Bien, en ese día, ve al espejo, y delante de él, laméntate lo más posible, deprímete lo más posible, llora lo más posible... Pero si estallas en risas, para. Y, a partir de ahí, pon todo tu empeño en disfrutar. Es más tarde de lo que piensas.
7º Ya sé que “mal de muchos, consuelo de tontos”..., y que “a cada uno le aprieta su zapato” Pero el mejor remedio para un corazón roto es abrirse al amor. Ama, ámate a ti misma, ama la vida, ama lo que te rodea, pon amor dónde no lo haya... Y el amor brotará de todo y de todos hacia ti envolviéndote con su maravillosa magia.
8º “Te quiero” y “te amo” no son la misma cosa. El “te amo” es unívoco, alude al amor real e incondicional. En el amor real no hay posibilidad de decepción ni de desengaño. El “te amo” es una dádiva del ser, lo acepta todo, no espera nada, todo lo tolera... El “te quiero” es plurívoco; en él hay condicionalidad: es un “te quiero sí”; hay posesividad y exclusividad: “te quiero para mí, y sólo si me eres fiel, si me haces feliz”; hay... muchas, demasiadas cosas y demasiado cercanas al dolor. No confundas pues amar con querer. El amor real no rompe corazones, los sana y los expande.
9º Recuerda: “errar es humano, perdonar es divino”. Se pues un poquito dios y perdona.
10º Y sí después de leer todo esto te dices: “muy bello todo pero no me sirve para nada”..., te diré un secreto: ¡durante muchas veces y mucho tiempo, a mí tampoco me sirvió! Comprenderlo y aplicarlo es un proceso largo, un camino... Pero no olvides que el camino más largo se emprende con un primer paso. (JVC)

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